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* Este articulo se ha publicado en Agenda Publica.

 

Las elecciones del pasado domingo en Turquía están marcadas por un notable significado político. No se trataba solo de renovar el Parlamento: el presidente y ex primer ministro Recep Tayyip Erdogan planteó que las elecciones eran la plataforma para instaurar el Presidencialismo en Turquía, por lo que no dudó en traspasar los límites constitucionales para la promoción interesada de su partido, incluso gastando dinero público durante la campaña electoral. El pueblo turco, con una participación del 86% -muy alta en comparación con otros países europeos-, ha respondido mayoritariamente al reto planteado por Erdogan, y los resultados nos hablan del fin de una época.

El mapa electoral de Turquía

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Fuente: CNN Türk

El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), ha logrado ser la fuerza más votada con un 40,8 %, aunque perdiendo la mayoría absoluta que mantenía desde hace trece años. Sus 258 escaños no son suficientes para formar gobierno, y mucho menos para cambiar la Constitución, como deseaba Erdogan. Es la primera vez, después de 13 años, el partido no tiene el poder de gobernar el país. Aun así Ahmet Davutoglu, el líder de AKP, va a ser la primera persona responsable de buscar una coalición viable.

El Partido Republicano del Pueblo (CHP), fundador de la República Turca en 1923, ha obtenido casi el 25% de los votos y 132 escaños en el Parlamento. La campaña electoral del CHP ha mostrado un carácter pro-activo en el cambio económico y social, alejada del derrotismo tradicional que ha caracterizado a este partido. Esta campaña no ha sido suficiente para tener mas votos, pero ha creado esperanza para el futuro del partido.

Los resultados de las elecciones

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Fuente: NTV

La tercera fuerza es el Partido de Acción Nacionalista (MHP) con el 16% de votos y 80 escaños. Su campaña electoral no ha sido especialmente ambiciosa en términos de propuestas más allá de oponerse al Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP) que, en mi opinión, es el ganador real de las elecciones. Estas han sido sus primeras elecciones del HDP como un partido (no como candidatos independientes reuniendo después de las elecciones), pro-kurdo (una minoría de 18 millones – si podemos llamarles minoria) que defiende los derechos de las mujeres, las minorías étnicas y religiosas, así como de los homosexuales a lo largo de Turquía. El reto de HDP no era fácil si atendemos a la barrera del 10% para acceder al Parlamento (ha logrado el 13% de los votos y 80 escaños). Ese es el partido que no dejó al AKP tener la mayoría absoluta.

Por lo tanto, desde la década de 1980, es la primera vez que los votos de izquierda han llegado a 38% (HDP y CHP juntos). Es también un paso importante para las elecciones en el futuro. Además, el líder kurdo, Selahattin Demistas, ha creado una imagen abierta con su actitud positiva y modesta. Esa posición tiene un impacto en el voto de los liberales y laicos (especialmente jóvenes). Pensando en positivo, en el futuro podemos ver coaliciones de CHP-HDP.

El parlamento mas diverso de la historia

El nuevo Parlamento será más diverso que nunca. No solo los kurdos estarán representados, sino también las minorías alevíes (minoría religiosa), cuatro diputados cristianos, dos yazidís (otra minoría religiosa) y un diputado de etnia gitana (hay cinco millones de romaníes en Turquía). Además, la cámara Turca va a tener 357 miembros (sobre 550) nuevos. Eso significa una renovación del 65%. El cambio tiene un impacto muy positivo en el escenario político de Turquía.

¿Y ahora qué?

Al margen de estas cuestiones, la pregunta más importante es: ¿y ahora qué? Los resultados de las elecciones son un duro revés al proyecto político de Erdogan y a su pretensión de convertirse en el único líder del país. El nuevo escenario multipartidista obligará a gobernar en coalición, con varias posibilidades.

Primero, la coalición del país, tiene dos vías: Incluir el AKP, o no. Si se incluye el primer partido (AKP-CHP, AKP-MHP o AKP-HDP), se garantizan los escaños necesarios para la mayoría parlamentaria. Sin embargo, el HDP ha manifestado su oposición a una coalición con el AKP desde principio. El MHP rechazó esta opción en la noche electoral, quizás pensando en un incremento de votos en futuros comicios. Segundo, la coalición AKP-CHP, que podemos llamar “la gran coalición” por ser la más estable y numerosa de dos partidos mas grandes, es una de las opciones viables aunque, seguramente, los votantes de CHP no estarán conformes con ella.

Otra opción es la coalición “de la oposición”, CHP-MHP-HDP. Es la opción más demandada por los votantes contrarios al AKP, pero a su vez es muy difícil mantener bajo el mismo paraguas a un partido ultranacionalista turco con otro partido pro-kurdo. Al final hay bastantes dificultades en mantener una coalición de ideas muy diversas. Todavía no es claro si ser anti-AKP es suficiente por poder estar en una coalición.

La alternativa, en caso de no ser posible un acuerdo, es repetir las elecciones en el corto plazo. Los líderes cuentan con 45 días para ponerse de acuerdo; de lo contrario, el Presidente tiene el derecho de convocar nuevas elecciones. Hasta el momento, los partidos todavía no han jugado todas sus cartas: es tiempo de negociaciones y, sobre todo, de esperanza. Se esperan nuevos tiempos y nuevas formas que dejen atrás las preocupaciones sobre las actitudes autoritarias, los ataques a la libertad de prensa y de expresión, la politización de la justicia, entre muchas otras cosas. Todavía hay que esperar un rato mas por comentar en el futuro del país, pero podemos concluir que hay cambio.

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